miércoles, 10 de agosto de 2011

Live in New York.


(Fotografía: La Malta que se perdió en el tiempo)

Viajes nocturnos de armónica mágica,
tarde salina que camina
sobre infranqueable distancia de ida y venida.
Desesperanza que tomó forma con la huida.
Y cada regreso, habla del ayer,
de aquel “deshacer para proteger”.

[...] We’d ride out of that valley
down to where the fields were green

Wed go down to the river
And into the river wed dive
Oh down to the river
we’d ride [...]



lunes, 13 de junio de 2011

Ambigüedad.


      (Fotografía: Sin forma, Londres 2011,
                 Sara Caballero)

Conversamos durante horas, divagamos sobre el por qué actuamos como lo hacemos, y te dije que había un planteamiento erróneo en todo aquello, que lo que realmente teníamos que hacer era fluir intentando no preocuparse de lo que vendrá ni de lo que fue, simplemente asimilando lo que sucede. Y es cuando me preguntaste "¿y en el amor también, seguro?, ¿en serio que consigues ser feliz así?" , a lo que respondí "por supuesto", pero ya sabes, después me pasé días analizando todo lo hablado. 

Haciendo memoria, supe que quizá no creyese que era la actitud adecuada para alcanzar la felicidad  sino la correcta, porque una vez que te dañan, desgraciadamente, creas un delgado muro entre el otro y tú, tomando la indiferencia como aliada para evitar el sufrimiento. Nos hallamos en esa lucha interna constante para alcanzar el bienestar mental, pero ya no sé si incluso es lo apropiado, porque hay veces que la apatía es sinónimo de vacío.  Ansiamos  querer, sentir lo que quedó adormecido e incluso censurado,  pero a la vez le tenemos un miedo irrefrenable. Y entonces, ¿qué hacemos?, ¿amamos hasta que nos desgarre o disfrutamos momentáneamente?.

Nunca seremos los que fuimos, ni amaremos como ayer, pero aún tenemos la esperanza de que haya alguien que con delicadeza deshaga esa veladura creada para averiguarnos, como aquella tarde de verano en la que sólo imaginábamos que el amor era algo maravilloso. 


Fíjate, ahora únicamente hablo de supervivencia.

lunes, 23 de mayo de 2011

Verbo indefinible.

(Fotografía: Linterna natural, Altea 27 de julio de 2009, Sara Caballero)



Aquella noche inundada de velas,
de cánticos y sentencias,
silencios y bullicio,
de comprensión e indiferencia,
de contradicción.
La contradicción del que siente,
el pavor del que prefiere no querer y ansia el recuerdo presente de lo efervescente.
De camino por la línea blanca de la locura la duda era pensada, sopesada y pisoteada.
Pero daba igual porque ya no importaba el final.

miércoles, 4 de mayo de 2011

El día que volví a creer en el Hombre.

(Fotografía: Acantilado de Alfas del Pi,19 de abril 2011 Sara Caballero)



Observé la transición de la luna,
disfruté del amanecer más puro,
admiré la magnificencia de lo natural, 
detesté el cercano egoísmo humano
volviendo a la vida racional
para horas después comprobar que aún existen resquicios de la existencia del Ser, de la esencia de aquel que palpita.

domingo, 10 de abril de 2011

20 de julio de 1920, una gran fecha.


(Fotografía: Vicente Caballero, fecha y autor desconocido)


Una vez hubo un hombre de mirada serena y pura, de espíritu alegre y dicharachero que compartió los primeros ocho años de la vida de una de sus nietas. Esa nacida una tarde de verano, la que pasaba horas, días sentada en sus piernas mientras él la acunaba al son de canciones montañesas o cualquier historieta; la niña tímida con la que daba paseos,a la que hacía rabiar o se escondía entre las sábanas por las mañanas.
Ella recuerda aquella mañana primaveral en la que los papeles se intercambiaron, ahora los poemas le adormecian y ella observaba. Presentía que ese sería uno de los últimos momentos que pasarían juntos,se acercaba el “hasta siempre”, pero aun así siguió recitando hasta la extenuación  para, al menos por unas horas, hacerle perdurable, para creerles eternos.
Una tarde de abril la llamaron por megafonía durante sus últimas horas de clase, había sucedido y ahí estaban, esperándola. Montó en el coche y le dieron la Noticia, se giró hacia la ventana, observó como llovía y creyó que el cielo hacía lo que en sus ojos se contenía.El agua inundaba las calles, apenas se veía a través de los cristales pero no quería expresar ningún sentimiento. Mantenerse fuerte, impasible ante aquel desconocido era su meta. Sin embargo, cada vez que echaba la vista atrás,que traía hacia sí un mísero instante vivido se daba cuenta de cómo con tan poco una persona había hecho que significara tanto. Asistió al entierro por decisión propia, vio cómo se desgarraban las almas de todos los allí presentes mientras  permanecía  serena, observante. Consiguió la meta propuesta  al acomodarse en aquel coche horas antes,aunque lo que nunca logró fue olvidar.
En memoria de Vicente Caballero, un hombre que me enseñó más de lo que un día creí y que sigue conmigo aun pasado el tiempo. Gracias por darme en ocho años lo que muchos en veinte no han conseguido ni conseguirán.


Y él dijo: “Recuerda, nunca hagas al prójimo lo que no quieras que te hagan a ti.”

jueves, 10 de marzo de 2011

Con nuestro pensamiento hacemos el Mundo



(Fotografía: Canal de Castilla 2010,Sara Caballero.)
El Arte siempre me ha interesado desde que tengo memoria, pero nunca me lo planteé como sustento de vida hasta hace cuatro años, a raíz de una conversación con una antigua profesora. En un principio me llamó la atención realizar esta carrera porque sabía que no era algo de lo que me iría a arrepentir, es decir, era innato en mí, ese sentimiento artístico, pero nunca di clases de dibujo o pintura porque siempre lo había visto como un hobby sin ninguna funcionalidad, o quizás en esa ignorancia de pensamiento había vivido hasta hace no mucho.
A día de hoy creo que el arte, en todas sus ramas, es el mejor soporte para transmitir cualquier tipo de emoción o filosofía, porque tiene la capacidad de movilizar masas, de crear un pensamiento conjunto y muchas veces, con el tópico de esa “locura de artista” se pueden originar verdaderas revoluciones. Considero que nací en una de las últimas generaciones “sanas”, mentalmente hablando, donde se aúnan la sabiduría de esas voces del pasado, de esos abuelos que te mecían al son de una historieta sobre la guerra, de recuerdos que perecían en sus mentes y que te hacían partícipes de ellos; digamos que te adoctrinaban en la pura, casta y, en ocasiones, cruda realidad, y a la vez veías los adelantos de la ciencia, la tecnología como no paraba de darnos comodidades, objetos inservibles que te inyectaban en sangre a través de los medios de comunicación. Pero en nosotros está el hacer la elección correcta, aunque en realidad no lo veo necesario, incluso podría decir que es un error. Tenemos avances al alcance de nuestras manos, tenemos reseteado ese pasado que los niños de hoy en día no ignoran, pero sí eluden. Ahora se vive en el eterno presente, en los artificios a golpe de bisturí y dinero, porque es lo que importa, el hoy pero no el mañana, no el qué dejaremos o qué haremos para mejorar este mundo que se va descomponiendo por momentos, ese que ya no se rige por bases éticas sino por las monetarias.
Por todo esto creo que nos toca inducir hacia una actitud más altruista a las generaciones venideras, a la nuestra y a las pasadas. Es una conducta que está cayendo en el olvido y donde verdaderamente encuentro la solución a todos los problemas que existen, ahora que el Hombre sólo tiene el derecho a “ver, oír y callar”.
Concibo el Arte como vehículo hacia el cambio, el progreso, el renacer de los valores humanos, la pureza de antaño ahora distorsionada por los medios. El Arte impulsa, crea, emociona, horroriza, enarbola banderas, brinda oportunidades, indaga en el subconsciente, redime las almas, es portador de vida, da rienda suelta a pensar lo inaceptable, a criticar lo inadmisible, a mover hasta los pilares del mismísimo Partenón.
Al artista se le tacha de loco, pero exactamente, ¿a quién se define como tal?, ¿acaso no son aquellos que oyen sus propias voces interiores, esas que les hacen arrojarse al Mundo sin miramientos y que únicamente actúan según lo que oyen?. En primera instancia no utilizan el filtro del raciocinio, y usan su incongruencia, su espontaneidad, esa que les caracteriza, como medio habitual de expresión, como filosofía de vida. Y precisamente por esto encontramos en su locura su cordura, su lucidez mental, porque dejan libre la mente, dejan que fluya y que cree paraísos que si nadie hubiese soñado jamás habrían existido. El artista construye utopías que después son las bases de las sociedades racionales. El artista es el intermediario entre la fantasía y la realidad. Por esta serie de ideas, pequeñas pinceladas de mi pensamiento quijotesco, estoy en la obligación de creas un punto y aparte en el mundo en el que me ha tocado vivir. Esta es la causa por la que estudio Bellas Artes.